Con la ayuda de una manta acogió al animalito que maullaba entre tiritones en la puerta de su casa. Le había estado escuchando a lo largo de las interminables horas de desvelo que, como venía siendo habitual, pasaba durante la noche desde que María se marchó de su casa. Una vez lo tuvo entre sus brazos, subió nuevamente las escaleras que conducían hacia su dormitorio y lo colocó con delicadeza sobre el impoluto lado blanco de la sábana, quedándose ambos, instantes después, profundamente dormidos. Había encontrado la paz aquella noche.
4 comentarios:
Preciosa mini. Hay amores a primera vista, sin duda.
Un beso
Los animalitos dan mucha compañía y en ocasiones como en la de tu entrañable mini tambien dan mucha paz.
Tuve una paz como esa. Pero lo deposité en el impoluto suelo de una escuela de pueblo. Lo llamamos "letrita" pero al final se nos fue. Fue un regalo de paz durante el tiempo que lo tuvimos.
Si es que los animales pueden ser muy cariñosos y dar mucho amor y compañía... no entiendo como hay personas capaces de torturarlos y/o abandonarlos.
Besos a tod@s
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