jueves, 23 de diciembre de 2010

"Feliz" Navidad

Es curioso cómo cambia la perspectiva de las cosas con el paso del tiempo. Lo que antaño era el mejor acontecimiento anual, lo que durante mi infancia sonaba a canturreos y pandereta y olía a langostinos y a petardos, ahora se ha convertido, sin querer, en el mes más angustioso. Dónde estaré, con quién, cuántas personas se enfadarán si voy o no voy, merece la pena hacerle un regalo... son muchas de las cuestiones que acuden a mi cabeza cuando el mes de diciembre se asoma por el calendario.
Antes todo era, simplemente, más sencillo. No me encargaba de la comida ni de la cena, sólo de ahorrar durante las últimas semanas la paga de mi abuela para gastármelas en petardos y en la maquina recreativa del bar de la esquina, con el juego de Sunset Riders



que tanto nos gustaba a mis primos y a mí. Mi madre me ponía doble jersey y a la hora de la cena ya habíamos explotado tres o cuatro paquetes de petardos y veníamos sudandito. Jugábamos a las Tortugas Ninja y a McGiver y a la hora de la cena, con Martes y 13 de fondo, hacíamos concurso de quién comía más langostinos, más uvas y quién eructaba más (siempre ganaba un primo mío, pero los demás le dábamos batalla).
Veinte años después las cosas han cambiado bastante. Ya no hay apenas niños en la cena de nochebuena y los pocos que hay están más entretenidos jugando a la Nintendo DS. A ninguno se les ocurriría comprar petardos y hacer explotar polvorones, básicamente porque sus padres, osea mis primos, jamás les dejarían comprarlos (curiosa la vida) ni mucho menos utilizarlos. Faltan mis abuelos y alguno más que antes animaba la fiesta hasta horas intespectivas, así es que parece que cada día hay menos razones para reir y disfrutar. El testigo que engendró mi abuela Joaquina no ha sido recogido por sus hijas e hijos. Ella nos unió bajo su abrazo a todos, pero tras su muerte el grupo, antes tan unido, se ha ido resquebrajando con discusiones, malentendidos o simplemente por el paso del tiempo.
Sé que con mi madre no podré formar lo que mi abuela sí hizo con sus hijos, porque nosotras no tenemos nada que contarnos, porque la comunicación entre ambas es inexistente. Supongo que es el momento de recoger el testigo de mi abuela y formar, con mi abrazo, un nuevo núcleo familiar donde poder celebrar alegremente la navidad. Así es que... FELIZ NAVIDAD A TODOS.

6 comentarios:

Rafa Muñoz dijo...

Que sepas que a tu amigo Rafa le has emocionado con esta entrada.
Un abrazo muy muy fuerte.

guada dijo...

es una pena pero el tiempo muchas veces hace que se desvirtue las cosas y desuna lo que antes estaba muy unido
es una pena, pero bueno, habrá que disfrutar con lo que se pueda
besos y felices fiestas

Hei Jei dijo...

seguro que tú sí sabrás recoger el testigo de tu abuela.

que lo pases todo lo bien que puedas y te dejen.

disfruta de quiénes quieres, que son muchos.

un besazo, guapa!

Alex B dijo...

Feliz Navidad,
y ánimo una no sabe cunado de repente las cosas pueden cambiar a mejor.(pero pasa)
Un beso

Anónimo dijo...

Mi abuela Margarita nos unió a todos bajo su abrazo. Al morir ella, el abrazo de mi abuela se fue al carajo y nada ha vuelto a ser como era, ni ganas que tenía yo de recomponer a la familia, que la verdad, me importaba más bien poco. Toda la cohorte de tías y primos me mantenían al fresco.Sin embargo, al morir mi padre mi visión ha cambiado. Tengo una gran necesidad de recoger aquel testigo de mi abuela y me sorprendo a mi misma cocinando, reuniendo a la familia en mi casa, visitando a mi tía ( que dejó de hablarme por mi mala vida) a la residencia de ancianos...etc etc. Ahora mis hijosm cenan y sí tiran petardos. Tengo 43 años. He tardado mucho en recoger el testigo... La vida va evolucionando, y es impredecible.Como dice alex b en su blog, aunque no nieve o llueva, seguro que por encima está el arcoiris, tarde o temprano se ve. Feliz Navidad de todo corazón.

Luz Femenina dijo...

Claro que las cosas cambian, pero hay que saber que todo depende de nosotros.

Besazo