Siempre había sido una persona demasiado dubitativa, le costaba decidir y tomar la iniciativa, esgrimía sin descanso sus deseos pero nunca encontraba una respuesta óptima que le agradase, y hoy se encontraba en uno de esos momentos de extrema tensión.
Debido a esta falta de decisión, a lo largo de su vida había permitido que muchas personas de su alrededor la tomasen por ella, como cuando dudaba de si perder la virginidad o no con su novio, o si estudiar derecho, como prefería su madre, en lugar de historia del arte, como soñaba ella.
El caso es que, por una cosa o por otra, allí estaba sentada en casa, con su vientre henchido por los casi seis meses de embarazo, con los libros de derecho constitucional desperdigados sobre la mesa y sujetando en cada mano a las protagonistas de su tesitura: una tarrina de helado de chocolate belga y otra de fresas con vainilla.
Debido a esta falta de decisión, a lo largo de su vida había permitido que muchas personas de su alrededor la tomasen por ella, como cuando dudaba de si perder la virginidad o no con su novio, o si estudiar derecho, como prefería su madre, en lugar de historia del arte, como soñaba ella.
El caso es que, por una cosa o por otra, allí estaba sentada en casa, con su vientre henchido por los casi seis meses de embarazo, con los libros de derecho constitucional desperdigados sobre la mesa y sujetando en cada mano a las protagonistas de su tesitura: una tarrina de helado de chocolate belga y otra de fresas con vainilla.