miércoles, 6 de julio de 2011

La calidad humana de nuestra sociedad

La Iglesia lleva mucho tiempo denunciando la carencia de valores de nuestra sociedad y, en cierta medida, no es un descubrimiento por parte de “entendidos religiosos”, sino más bien una obviedad. Sólo que quizás no llegan a advertir la verdadera dimensión de esta ausencia de honestidad, de compromiso y de tolerancia, ya que ellos se enfocan más temas como en el uso del preservativo y los matrimonios homosexuales, es decir, para ellos el problema está en el sexo.

Pensamiento respetable, pero creo que bastante equivocado. El sexo, sin entrar en términos en los que se utilice como arma o como forma de hacer daño, no es más que la expresión del amor, del placer y de la unión de dos o más personas. A mí eso no me parece inmoral.

Inmoral me parece el comportamiento de la SGAE, que después de tantos años señalando con el dedo, resulta que tiene mucha basura que barrer. Nadie se salva y éstos, cuyos intereses se mueven al son del dinero, no iban a ser menos. Qué felices se les veía recaudando a las peluquerías por escuchar la radio, a los colegios porque sus alumnos representaban una obra de teatro. La ley estaba con ellos para poder hacerlo, pero no la moral. Ahora están en el punto de mira, por avariciosos. Les está bien empleado y espero que ahora esa ley bajo la que se amparaban caiga sobre ellos con todo su peso.

Inmoral me parece que se paguen millones de euros por un jugador de fútbol, que les paguen al Real Madrid y al Barcelona ciento cincuenta millones de euros por derechos televisivos, que un jugador de fútbol pueda ganar diez millones de euros netos al año. Me parece aberrante. ¿Por qué estamos en este punto tan inaudito, en el que un tío que juega al fútbol gane semejante dineral mientras cuatro millones de españoles están en el paro?... Otra vez el dinero como protagonista… no puede ser casualidad.

Inmoral me parece que se inviertan cincuenta millones de euros en la visita del Papa en las Jornadas de la Juventud que se van a celebrar en Madrid. ¿Dónde están ahora los detractores de la marcha del Orgullo gay, que se quejaban de pagar el acontecimiento con sus impuestos? Supongo que para este evento eclesiástico estarán subiéndose por las paredes. Lo mejor de todo es que, para poder disfrutar de este espiritual evento, además de la inversión realizada por la Comunidad de Madrid y concretamente por su capital, la Organización vende entradas para poder disfrutar de tan importante acontecimiento, con los siguientes precios:

Las contribuciones a la JMJ en función de los servicios solicitados son las siguientes (por persona):

A1

A2

A3

A4

B1

B2

Países

Inscripción
+alojamiento
+comida

Inscripción
+comida

Inscripción
+alojamiento

Inscripción*

Inscripción
fin de semana
+alojamiento
+comida

Inscripción
fin semana

Grupo A

210,00EUR

192,00EUR

151,00EUR

133,00EUR

90,00EUR

45,00EUR

Grupo B

163,00EUR

150,00EUR

117,78EUR

103,74EUR

70,00EUR

40,00EUR

Grupo C

122,00EUR

111,00EUR

87,00EUR

77,00EUR

52,00EUR

30,00EUR

España

210,00EUR

192,00EUR

151,00EUR

133,00EUR
66,50 EUR
*Descuento hasta el 15 de julio

90,00EUR

45,00EUR

*La inscripción básica incluye: seguro de accidentes, transporte público, mochila del peregrino, entrada al Festival de la Juventud y acceso prioritario a los actos centrales.

A estas cantidades se añade un donativo de 10EUR como aportación voluntaria al Fondo de Solidaridad, constituido para facilitar la participación de jóvenes de países con dificultades económicas.

Está pegado tal y como de la web que dejo para su uso y disfrute:

http://www.madrid11.com/es/inscribete

Lo disfrazan de Contribución económica, pero en realidad es una manera más de financiar, de obtener dinero a costa de la fe, ese sentimiento tan rentable para ellos. Otra vez el dinero, eso sí, nada de sexo.

Eso sí, a diferencia de toda esta bazofia, y perdón si ofendo a alguien, pero las cantidades que exige como contribución las jornadas de la juventud (esa cuyo 50% está en el paro y el otro 50% tiene un salario como mucho de mileurista) me parecen lamentablemente altas, esta mañana se me han puesto los pelos de punta cuando he visto cómo en el barrio de Lavapiés la gente se ha echado a la calle para defender los derechos de un inmigrante sin papeles que iba a ser detenido, posiblemente deportado o llevado a uno de esos centros de paso donde sabes cuándo entras pero no cuando sales. La gente le ha defendido, se han concentrado, han mostrado su humanidad, su ira hacia unas leyes que consideran injustas, y lo han hecho sólo con su sola presencia y sus voces, sin armas ni golpes, sin recurrir a la violencia, esa que muchas veces y con demasiada facilidad ha sido relacionada con la juventud.

A esta gente, la razón por la que se han movilizado no tenía nada que ver con el dinero, sino con la dignidad de una persona, por la convivencia con otras culturas, por la pasión de defender al débil frente al opresor. Me ha emocionado y he pensado que sí, que esta sociedad nuestra está podrida de corrupción, está ahogada, intentando colorearse del morado de los billetes de quinientos euros, pero que todavía hay gente dispuesta a demostrar que no todo se realiza ni se consigue con dinero, que hay cosas más importantes: el amor y el respeto. Ojalá algún día estas dos palabras puedan volver a formar parte de nuestra realidad social.